Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

jueves, 3 de diciembre de 2009

Ese día no fue al colegio

Antes de nada, aclarar que no es que una sea muy exigente ni tenga mucha mala leche con el marío. Esto lo primero, que luego habrá quien diga que me quejo de vicio y que soy una desaboría y una desagradecía.

Ayer, como cada miércoles, tenía yo tutoría de la UNED. Si ya de por sí mi vida es complicadita, los miércoles son de traca porque llego sobre las 15.30 a casa del currelo y a las 17.00 salgo como alma que lleva el diablo a clase y no vuelvo hasta las 22.00 aproximadamente. Entonces ese día es el que no hago nada, entre otras cosas porque no me da tiempo. Quiero decir que ni preparo cenas ni hago la comida del jueves, que de eso se encarga mi contrario, ese que ya ni plancha porque le duele la espalda ni da palo últimamente porque tiene mucho que trabajar y que estudiar con un curso online que está haciendo del curro, pero desde casa. Que yo no digo nada, en serio, pero que está de lo más ocupado y poco ayuda ahora, por esas causas que os digo.
Bien, pues ayer, como todos los miércoles, yo me marchaba y me dijo que qué hacía para hoy jueves comer.

-Hago un arrocito de primero?

-Pues sí, si te apetece, un poquito de arroz a tu manera, que te sale muy rico (que es cierto, le sale muy bien, que lo mío no son todo pegas).

Total, que llego yo a las diez de la noche y lo primero que me dice…

-No hay arroz.
-Sí hay arroz.
-Que no, que no hay, que he buscado en la cocina y en la despensa y no hay por ningún sitio.
-Te subo ahora mismo los cuatro kilos de arroz que tengo abajo y así ves si hay arroz o no.
-Súbelos. No vas a encontrarlos.

Bajo. Subo. Con cuatro kilos de arroz, claro está, dos en una mano y dos en la otra, y si hubiera tenido seis me habría echado uno en cada pié.

-Eso era arroz? Pues si yo lo toqué y era pan rallado.
-Sí, que ha sufrido una transformación y tú no te has dado cuenta: como un huevo se parece a una castaña son el pan rallado y el arroz, no te joe.

En fin, que arroz no comemos hoy. Comeremos pasta. Coció pasta pa unos 10, y no se le ocurrío otra cosita que colarla al poco de hacerla, con lo cual la cosa era un emplasto que pa qué que no sé yo hoy si no nos atragantaremos cuando le hinquemos el diente.

Y la cena? Pues como no dejé nada preparado, se puso a freír patatas y huevos. En este caso hizo patatas para uno y medio si llegaba, porque tocamos a tres trocitos de patata cada uno. Y los huevos… para freír un huevo hay que echarlo desde metro y medio de distancia de la sartén? Menos mal que tenemos buena boca y no dijimos ni mú.

Yo hay veces que pienso muy seriamente si no hacen las cosas a derechas para que, si les decimos que están un poco mal hechas, no tener que volver a hacerlas y vivir la vida loca. Aysssssssssssssssss!!!!

3 comentarios:

Flor de Cardo dijo...

:DDD

Déjale que tire los webos desde lo alto... que confunda el pan rallao con el arroz... lo que quiera. Pero que haga. Y tú le dices que tó está muy rico.

El se esfuerza y lo hace con ilusión. Pero la inexperiencia es la caña, jamía.

Ya nos contarás cómo ha estado la pasta de rica...

Be S.O.S.

Marmopi dijo...

La pasta, a la que estáis invitados porque queda como pa un regimiento, estaba sosa como ella solita, pero que bien, que nos la hemos trincao (la que pudimos por la cantidad bestial que había) y por supuesto diremos que estaba rica, rica y con fundamento, como el cocinero ese vuestro de por los ahí arribas :-D

Le queda a él pa la noche una jartá!

El Melocoton no es un color, es una fruta. dijo...

Veamos, que puestos a ver, hay que ver los problemas que tienes con la comida tú. :D

La culpa de sucesos como ese vienen de lejos, es algo de la educación generacional, u sea que a generaciones se remonta.

Si ya desde pequeñitos, las madres esas que luego tanto se quejan de los contrarios, van y les regalan a las niñas muñecos y cocinitas, y a los niños cajas de herramientas. Pues luego pasa lo que pasa.

¿Que haceís un huevo? Vais y lo sacais con la espumadera, que para eso entrenasteís desde pequeñas. ¿Qué lo hacemos nosotros? Pues nada, cogemos el huevo, lo cortamos con un cuchillo como si fuese con el serrote de la caja aquella de nuestra infancia y de un golpe a la saten que se escurre entre los dedos.

Y eso después de la primera vez, que en esa ocasión viendo que con una cuchara no cabía para sacarlo, pues recuerdas al amigo Kung Fú, cuando agarraba las brasas con las manos y ala, agarras el huevo por la puntilla para sacarlo, que no vas a ser tú menos que el chino.
Bueno, ya os he dicho que eso sólo la primera vez, y la última también lógicamente, que el chino tenía un doble, y uno no lo tiene.

Pero si es que cuando teneís un niño le poneís el pañal como si lo hubieseis hecho siempre, y nosotros pues nada, lo vemos asi desplegado que parece una pajarita grande. ¿Y dónde se colocan las pajaritas y corbatas? Pues nada, se lo anudamos al cuello, y joder, no veas que difícil es hacer un nudo con eso.

¿Y confundir los alimentos por no ir a clase como insinuas?

Veamos, a mi cuando me toco estudiar el agro, se hablaba de latifundios y minifundios, que si el arroz se hacía en la albufera de Valencía. Cuando Patxi versus franco, todos los productos eran nacionales, el arroz chino no existía. Pues allí en esas clases te enseñaban que el arroz eran unos granitos pequeños y blancos.

No, pero ahora vas al super y tienes el blanco, el no se pega, el basmatic, el indonesio.. coño, que hay mas de 20 clases. Así como no vas a confundir el pan rallado con el arroz.
A lo mejor hay veinte clases de pan rallaó de ese.

Pues nada, explicación dada.
Eso si, gracias por la invitación, pero va a ser que no. Si acaso unas cloquetas me apunto, ya llevo yo las carolinas. :D

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