Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

viernes, 4 de diciembre de 2009

Homenaje al papel higiénico

Ayer a la tarde, hablando con una amiga, no recuerdo bien por qué, se me vino a la cabeza y mencioné algo que antaño, tan antaño como que era bien chica, servía en mi casa para limpiarnos el lugar donde la espalda deja de tener su honorable nombre. Esto es un recuerdo al papel higiénico El Elefante.

Aún incluso creo recordar el envoltorio, que era así como de un plástico brillante en amarillo si la memoria no me falla (que sería de las pocas veces que no lo hiciera) con un elefante pintado.

Que digo yo que cuál sería la razón de llamarle Elefante. Quizás porque la piel de ese animal tiene aspecto de todo menos de suave. Desde luego, si el que le puso el nombre lo hizo por eso, atinó de pleno, porque hay que ver lo que dolía el culo después de usarlo. Si es que era igualito que el papel de embalar, leñes, que sólo por no tener que limpiarte con él era preferible retener lo más posible con el riesgo de reventar. Hay que ver lo que se echaba de menos el estreñimiento.

Pero si aquel papel higiénico de por sí era de lo más jodido, ya no te digo nada cuando en verano me llevaban mis padres al pueblo de mis tíos (de Málaga si eran unos o de Granada si eran otros), donde lo que se estilaba era el papel de periódico porque no había dinero ni para elefantes, y aquel papel estaba colocado en la pared clavado a un pedazo clavo (y valga la redundancia) que daba miedo verlo de oxidado y de grande que era, y con un trozo te apañabas hubieras cagao lo que hubieras cagao, que con tal de salir zumbando de aquel wáter, un agujero en el suelo para ser exactos, porque ni para tazas tenían los pobres, era preferible llevar el culo lleno de lo que él mismo sacaba cuando se le antojaba a tenerlo desollaito e incluso cargadito de letras por aquello del papel de periódico.

En cambio ahora hasta tenemos para elegir, por un lado de entre todas las marcas habidas y por haber, hasta del número de sus capas, sus variados perfumes, sus colores para todos los gustos y hasta sus dibujitos. Que bien es cierto que para mi gusto, lo de los olores, colores y dibujos sobra, porque total, todo ello quedará tapadito y bien tapadito por aquello que el culo, por muchos años que hayan pasado, sigue empeñado en seguir sacando fuera.

3 comentarios:

KKmari dijo...

Huys... Yo vi un papel higiénico con sudokus. Pa cagarse... y nunca mejor dicho :DD

Deadwords dijo...

Pues tu memoria no falla, el papel del embolotorio era tal como lo has descrito.

Por cierto, curioso este hilo, ya que hace poco estuve hablando yo con una amiga sobre ese papel, eso si, no recuerdo porqué.

Pero ella comentó que nunca lo había usado, que usaba algo mas fino. Total yo no recordaba que hubiese otro, e indagando entre gente del curro, como veís tenemos unas conversaciones de los mas profundas, nadie recuerda otro tipo de papel en aquella época.

Luego, o somos de distintas épocas la socia y yo, o era tan megapija que le traían papeles exclusivos para ella..

Por cierto, una llegó a comentar que ese papel tenía una cosa buena, que te dejaba bien depiladita decía, jajaja.

Yo sudokus no he visto nunca, pero si vi una vez uno con sopa de letras. Ahora, no me imagino yo escribiendo en el mismo y luego usándolo, que dejartelo teñido luego como que no. :D

Marmopi dijo...

Imagino yo que lo de poner sudokus o sopitas de letras será para los cansinos, los que tardan más de la cuenta en soltar lastre. En lugar de ver una revista guarra o de leerse el país enterito, se hacen media docena sudokus o de sopas de letras y amenizan neuronas.
Yo, como soy de las de llegar y besar el santo... :-D

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