Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

viernes, 6 de noviembre de 2015

Un sábado distinto

Este será un sábado especial. No porque tenga nada del otro jueves... Ah, no, del otro sábado, jejeje, sino porque comienzo mis clases de manualidades o como se quiera llamar, pues hacemos de todo un poco; eso me ocupa la mañana completa, que ya es bastante, así que relax, buen rollo con las compañeras y ratos de echarnos unas risas y de tomar cafelito acompañado del bizcocho que tan bien le sale al marido de la profe (Jesús, tú y tus bizcochos en un altar)

Y luego, descansada la comida y ya bien entrada la tarde, al teatro a ver una obra musical y divertida, que ahora lo que me va de maravilla es reírme, así que... ¿Qué mejor que Stradivarias?

Os dejo un trailer. Si podéis no os la perdáis. Las músicas que se tocan en directo son de lo más dispar: Steve Wonder, Schubert, Beethoven, Police, Queen, Rossini, The Platters.... En fin, un batiburrillo musical y unas risas aseguradas.

Espero que tengáis un buen fin de semana!


lunes, 26 de octubre de 2015

Levántate

Sí, sí. Muy valiente te creías, pensabas que lo tenías todo más que controlado. Pues mira tú por dónde, guapa, que va a ser que no, que vuelves a caer, que no eres especial ni tienes el don de superar lo malo antes que nadie. Eres tan humana como el resto. Y las cosas llevan su tiempo y las heridas cierran cuando tienen que cerrar. Así que, o te haces a la idea y eres consciente de que tienes que sufrir el duelo o caes más abajo. Mucho has aguantado sin angustiarte; eso que te has llevado. Pero ten claro, a partir de ahora, que la situación anímica es la normal, la que todos pasan en el momento en que se sufre una pérdida importante, cuando miras atrás y recuerdas tanto, prácticamente toda una vida junto a esa persona a la que tanto has querido, cuando sabes que todo ha dado un giro absoluto y tienes que tirar con todo cuando antes tirabais entre dos y era mucho más llevadero, o eso crees ahora que te ves sola.

¿Y tus hijas? Deberían ser lo más importante para ti, necesitan verte bien, necesitan que cuentes con ellas cuando te vienes abajo porque saben que no te será fácil si quieres hacerlo sola, si piensas que eres auto-suficiente. Pero no, te has puesto una venda en la que enjuagas esas lágrimas que te caen sin ton ni son cada vez que tu cabeza quiere.

Todo esto me repito una vez y otra, pero mi cabeza va por libre. Sería mucho más fácil si pudiéramos controlar nuestros pensamientos, pero son tercos como ellos solos y nos machacan. Pero, por muchos obstáculos que encuentres en el camino, tienes que aprender a sortearlos, no a la primera caída, ni a la segunda seguro que tampoco; probablemente ni a la tercera, pero SIGUE Y LEVÁNTATE. De ti depende seguir cayendo o no. Pueden ayudarte, pero en el fondo eres tú la que tiene que esforzarse por levantar.


jueves, 1 de octubre de 2015

Montaña rusa

No me preocupa  excesivamente estar arriba y un día después  abajo. Sé  perfectamente que ahora es lo que toca  (yo que nunca he sido de verbenas o atracciones). Me sentiría mal si una u otra de las dos opciones  durara más de la cuenta, sobre todo la de estar abajo, pero como  de momento no es el caso,  yo tranquila. Cuando  la vida pega un giro tremendo andamos desubicados, lo que nos pasa no lo sentimos muy nuestro, es eso de que las desgracias sólo  le pasan a otro. Mira que somos ciegos!

Ahora estoy en el ejercicio de no regocijarme en la pena e intentar ver las cosas por el lado que menos duelen. Y yo creo que le voy cogiendo el tranquillo, que no es tan difícil y que, como los niños de colegio, progreso adecuadamente.

Quisiera agradecer a todas esas amigas que están  detrás  de mí, su interés y su cariño. Tener compañía y sentirse querido es lo más  importante. Y saber que cuanto más grande es la sensación de caída o de fracaso , allí  aparecen unas  manos que tirarán  de una para que no caiga. Como una de ellas me dice: siempre p' arriba. Y en esas me encuentro, en no permitirme caer. Y si caigo, me levanto, vaya si me levanto!!




martes, 15 de septiembre de 2015

Cambio de rumbo

La vida da vueltas. Un montón de vueltas. Y nosotros giramos alrededor de ella como si estuviéramos metidos en una lavadora a la hora del centrifugado. Y cuando el aparato llega al final de su trabajo, salimos de la lavadora un poco contrariados, como perdidos, mareados por tanto meneo y tanto vaivén.



Yo ahora estoy en medio de un centrifugado. Mi cabeza gira y gira, no para de dar vueltas y no sabe muy bien cuál será el momento en que ésto pare, pero mientras sí y mientras no, pienso que cuando la cosa llegue al stop, esta cabecita mía irá empezando a sentirse mejor, se irá despejando hasta quedar definitivamente reposada y tranquila.

Porque cuando vamos viviendo nuestras vidas, mal que bien las vamos llevando; algún que otro imprevisto o sobresalto nos atiza de vez en cuando, pero es algo a lo que nos hemos ido acostumbrando. Un capotazo y listo. Pero si de repente todo cambia, si el vuelco es de 360º, ahí, por mucho capote que queramos sacar, por muy fuertes que creamos ser, la cosa se nos puede ir de las manos si nos dejamos llevar. Y no.  No es eso lo que quiero para mí. Quiero mirar hacia adelante, pues volver la cabeza no me entusiasma lo más mínimo, no me lo puedo permitir si quiero avanzar. Sé que no estoy sola en ésto, sé que recibiré ayuda de la gente que me quiere. En definitiva, sé que podré y sé que cuando pase el tiempo todo será más liviano y sentiré esta etapa como una pequeña herida que se me abrió y que con tesón fui cerrando. Espero que esta lavadora en la que estoy inmersa sea de centrifugado corto. La lástima es que no supe programarla. Debí perder las instrucciones hace ya mucho tiempo y por más que busco por las redes, al ser un modelo antiguo y estar descatalogada, no las encuentro.

Se aceptan instrucciones de modelos similares. Prometo leerlas muy detenidamente y aprenderlas al dedillo.





martes, 25 de agosto de 2015

Uno de los mejores clásicos de la historia del rock

Allá por el año 1975 veía la luz el disco A night at the Ópera, del grupo Queen, siendo su tema emblemático Bohemian Rhapsody.

La canción no posee estribillo y consiste en seis secciones: una introducción a capela, una balada, un solo de guitarra, un segmento operístico, una sección de rock y una coda que retoma el tempo y la tonalidad de la balada introductoria. El solo de guitarra de esta canción ha sido considerado el vigésimo mejor de todos los tiempos.

En la gira de "A Night At The Opera" el grupo desaparecía del escenario cuando venía el interludio de la canción, una cinta se ponía en marcha y sonaba la ópera acompañada con efectos de luces, luego el grupo entero volvía a entrar para terminar de tocar la parte más rockera del tema hasta el final. 

Cuando se puso a la venta como sencillo, "Bohemian Rhapsody" se volvió un éxito comercial, permaneciendo en la cima de las listas británicas durante nueve semanas. Alcanzó allí el puesto número uno otra vez en 1991, tras la muerte de Freddie Mercury, permaneciendo a la cabeza durante cinco semanas y batiendo un record sin precedentes.

Disfrutadla:



jueves, 20 de agosto de 2015

¿Y por qué no?

Eso es justo lo que me he preguntado hace un momento... ¿Por qué no volver a retomar este blog al que le tengo tanto cariñito? Diréis... Claro, cómo no le vas a tener cariño si es tuyo, lista. Pues sí, debe ser eso, o debe ser más bien porque aquí he dejado siempre cosas, recuerdos, vivencias divertidas e incluso a veces tristonas, hechos que me han llegado hondo o simplemente unas palabras escritas para los pocos y las pocas que por aquí habéis ido pasando de vez en cuando. Y creo que eso no puedo dejarlo pasar ni aparcarlo en el olvido.

Así que, armada de valor y ocho meses después de mi última entrada, lo retomo y hasta me estoy sintiendo bien por hacerlo. Y cuando uno se siente bien lo celebra, así que... ahí va mi brindis porque este humilde blog siga su camino. Todo debe seguir su camino, hasta él. Y ya no os digo nada si el camino me lleva a Roma, como dicen. Entonces ya.....





Gracias por estar 


lunes, 15 de diciembre de 2014

Allá va la despedida

Y no es el título de ninguna jota aragonesa, que es justo el tonillo que me ha salido al poner el título a esta última entrada. No, es justamente eso, una despedida en toda regla.

No puedo pretender mantener abierto el chiringuito si no entro ni a quitarle las telarañas de las esquinas, si apenas tengo ganas de escribir nada. Pero no os preocupeis, no me pasa nada en absoluto, es simplemente dejadez y que prefiero dedicarme a otras cosas.

Todo tiene sus épocas con sus altos y sus bajos, y a este blog le ha tocado ya el momento bajo. No quiero irme sin antes daros las gracias a los que habeis ido pasando por aquí a comentar alguna vez. He intentado hacer yo lo propio en vuestros blogs, en señal de agradecimiento. Espero no olvidarme de vez en cuando de seguir pasando por vuestros hogares para ir dejando mi pequeñito rastro.

Y por supuesto, no quiero irme sin desearos a todos y todas unas felices fiestas (sí, otra vez toca) y deciros que seáis todo lo felices que podáis y la vida os lo permita.

¡¡¡¡Un beso grande!!!!


martes, 26 de agosto de 2014

A ver cómo me lo calzo



Cierto es que algunos de los movimientos ridículos de la chica del vídeo los hemos hecho alguna vez para intentar calzarnos unos pantalones que no nos entran por muy estupendas que creamos estar, pero con esta muchacha es que me meaba. Supongo que está dando la vuelta por el mundo. Y no es para menos

martes, 19 de agosto de 2014

¡¡VIVE!!

La vida sigue. Y los vivos con ella, capeándola,  viendo sus cosas buenas y también las que tiene malas, que generalmente se nos hacen más numerosas que las primeras.

Y los que se nos van ya no sabrán nada de ella. Vivieron su parte, la que les tocaba, para ir dando paso a los que nacen y se van a ver obligados a conocer sus dos caras. A ellos tampoco les va a ser indiferente.

La vida nos da y nos quita, nos pone la miel en los labios y en cuanto nos descuidamos un poco nos abandona a nuestra suerte. La amamos y la tememos, le damos gracias y la odiamos al poco. Es nuestra dueña y a ella nos debemos. Y ella hace y deshace a su antojo, llevándonos y trayéndonos por donde quiere. Y es tan buena y tan ingrata a la vez...

 









miércoles, 23 de julio de 2014

Cuando las barbas del vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar

Un refrán estupendo que he querido utilizar aquí para que no os pase lo que a mí.

Por mi cumpleaños me regalaron un móvil nuevo, de estos ya supersónicos, con una pantalla bien grande, con una definición en las fotos muy maja, con cantidad de cositas que el viejo no tenía, que no es que yo las vaya a utilizar mucho, pero sí que vienen bien.

Yo no lo pedí, de hecho no pedí nada, como casi siempre, porque nunca creo que me haga falta nada. Y por no pedir decidieron comprármelo porque el otro, que fue regalo de la compañía en la que llevamos unos dos años, fallaba más que una escopeta de feria (por algo era regalado).

Llevaba yo con mi flamante móvil unas cinco horas cuando se me cayó. Torpe que es una, que a veces le podía comer las manitas un cochino. Y fue al suelo. Y se rompió la pantalla táctil por una esquina y le llegan las rajitas hasta el centro más o menos.

Afortunadamente no me corto al deslizar los dedos, pero hay que ir con cuidado porque el cristal tiene su peligro.

¿Y dónde está la madre del cordero? -diréis.

Pues en que no lo cogieron con seguro, así que ahora si lo quiero apañar me lo pago. Y la broma no es pequeña. Sale por unos 90 euros. Esto lo sé a base de hacer mis investigaciones de Sherlock Holmes y de dar no pocos tumbos por la red internáutica, por la red telefónica y por la red viaria, que también he ido a dos sitios por aquello de intentarlo "in situ".

Y es que donde en algunos aparatos la pantalla táctil está separada de la real, de la pantalla que hay debajo, en el mío no es así y es una sola pieza. Y si en los primeros el arreglo son unos 35 ó 40 euros, en el mío concreto se pone en 90. Y por ahí no paso.

Tiraré millas mientras él quiera y no se averíe más con el famoso plástico protector de pantalla y por lo menos mis dedos no sufrirán si el cristal se sigue astillando o si casca más porque sí.

No se os ocurra comprar un móvil sin cogeros el seguro, más cuando los teléfonos de ahora los van sacando cada vez con lo táctil más delicadito para que, a la mínima, casque, tengamos que llevarlo a arreglar y nos dejemos allí los cuartos, que si te descuidas, casi te sale lo mismo apañarlo que comprarte uno nuevo (si con suerte no lo rompes el mismo día y se termina produciendo un bucle, jejeje. Aunque probablemente si no eres yo no te pase).

 *Aún echo en falta al cochino que no me comió las manos





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