Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

jueves, 18 de marzo de 2010

La habitación del pánico

Nuevamente de mudanza. Y habrá alguien que pensará que ha sido trasiego de sofases floreados, pero se equivoca de cabo a rabo. Se supone que mañana, fiesta para más señas, me van a cambiar el suelo de mi habitación. Bueno, cambiarlo no es exactamente la definición, porque lo que van a hacer es poner tarima encima. Y os cuento la razón, aunque la razón propiamente dicha no la conoce nadie.

EL MISTERIO DE LA HABITACIÓN DE MARMOPI (CAPÍTULO 1 CON LA ESPERANZA DE QUE NO TENGAMOS QUE SACAR SEGUNDAS PARTES)

Hará cosa de un año y medio, sin saber cómo ni porqué, algunas baldosas del suelo comenzaron a levantarse. Por supuesto, como esa zona está caliente en invierno, lo primero que pensamos fue que había humedad por pasar justo debajo los tubos de la calefacción. Y listos que somos aunque nadie lo crea, llamamos al seguro. Y allá que vino el fontanero y levantó baldosas, rompiendo una por cierto, y descubriendo que aquello estaba más seco que el palo un churrero. Pues humedad no hay. Doy parte al seguro y ya les dirán. Y nos dijeron. Vaya si nos dijeron!! Que como no había humedad, no se hacían cargo de nada. Al menos que vuelva el señor que levantó las baldosas y las vuelva a colocar. Y vino. Y las colocó malamente porque aquello ya no había forma humana de que quedara llano. Y así hemos andado, alrededor del tiempo que os he relatado aquí, con el suelo mal puesto y tirando al cielo.

En estas que el contrario decide un día ir a buscar baldosas iguales y no las encuentra porque del año 2000 ya va a ser que no hacen iguales los suelos. Total, que levanta las baldosas, compra emplaste de ese o como se llame, y ya el fin de semana se dispone a volver a colocar las baldositas dichosas para que mañana vengan a colocar tarima porque al paso que vamos, o pasamos al baño dando una vuelta con cuidadín de no pisar o saltamos por el trampolín y entramos justo de cabeza a la bañera.

Así que ayer tarde, desmonta que te desmonta mesillas, cajoneras y canapé y vete a dormir a la buhardilla. Y cuidado si tienes ganas de mear a media noche, que te atizas con la mesilla y te escogorcias como no te des cuenta de dónde estás.

Bonita y amena tarde la nuestra. Y mañana más y mejor. Menos mal que está el contrario para echarle una mano al carpintero, que yo, a lo sumo, hago de comer y me quito de en medio. Estoy de suelo hasta los mismísimos cataplines. Y lo que me da más miedo es que, una vez entarimado y requeteprecioso, vuelva a aparecer el extraño fenómeno y también se levante. Y entonces voy y llamo al Iker Jiménez

5 comentarios:

Juana Patricia dijo...

A mí me lo explique. Baldosas y tarima. Yo deduzco que las baldosas serán del baño (por aquello de que haces mención a una bañera). ¿Y la tarima?

De todas maneras... que no te pase nada, marimorena. Entre golpeteos y golpeteos... polvo y polvo (el que levantan los currelas, digo) y tal y tal, Pascual... :DD

Divinamente que te va a quedar. Eso sí... vigila a los currelas y no les pases ni un fallito. Que luego pasa lo que pasa.

Amén.

La angustiada sufridora de trampolines dijo...

No, Juana, no. Las baldosas son de la habitación pero justamente las que están antes de pasar al güaterclós. Useasé, que la rampa trampolín la tenemos tal que cada vez que queremos hacer nuestras necesidades que son las mismiticas que tiene todo hijo de vecino.

Pero seguro que a los hijos del vecino no se le ha levantao ná. Baldosas, digo...

esra dijo...

Pos yo no veo problema alguno, todo se trata de ponerla bien puesta... la baldosa digo... claro.

Iker Jimenez dijo...

¿Alguno de los habitantes de la casa tiene sobrepeso?

En caso afirmativo mirar si en vez de pisar en el centro de las baldosas pisa en los lados y hace valancín, levantándolas de esa forma.

Si no es el caso, seguiremos invetigando.

Marmopi dijo...

Sobrepeso no sé. Exceso de mala leche yo sí que tengo, que mira que me mola poco la piscina y tengo el trampolín en mi propia casa.

Y lo que te rondaré, moreno!

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