Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

lunes, 14 de febrero de 2011

Fábula

No creo en santos ni en religiones, pero hoy, buscando por la red, encontré una historia, un cuento en que el amor es uno de los protagonistas, y viendo que hoy es el famoso Valentín, pues venga, os lo dedico a los que sí os ilusiona el personaje y lo que lleva consigo:

EL AMOR Y LA LOCURA

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les
propuso: "¿Jugamos al escondite?". La intriga levantó la ceja intrigada y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: "¿Al escondite?

¿Y cómo es eso?". "Es un juego -explicó la locura- en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden. Y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de
ustedes al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego".

El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e, incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar; la verdad prefirió no esconderse, para qué, si, al final, siempre la hallaban; y la soberbia opinó que era un juego muy tonito, pero en el fondo, lo que le molestaba es que la idea no hubiese sido suya. Y la cobardía... la cobardía prefirió no arriesgarse.

"Uno, dos, tres...", comenzó a contar la locura.

La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer en la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la belleza; que si una rendija de un árbol, perfecto para la timidez; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio; lo encontró ventilado, cómodo... pero
eso sí, sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris. Y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... ¡se me olvidó dónde
se escondió! pero, bueno, eso no es lo importante.

Cuando la locura contaba 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

"Un millón" contó la locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología. Y la pasión y el deseo
los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado desde su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la belleza. Y con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.

Así fue encontrando a todos: la mentira detrás del arco iris, ¡mentira! si ella estaba en el fondo del océano; y hasta el olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero, sólo el amor no aparecía por ninguna parte. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada rolluelo del planeta, en la cima de las montañas; y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y sus rosas, y tomó
una horquilla y comenzó a mover sus ramas. Cuando, de pronto... un doloroso grito se escuchó, Las espinas habían herido en los ojos al amor. La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró, 
pidió perdón y hasta prometió ser su Lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el amor es ciego y la locura siempre le acompaña.

7 comentarios:

uxue dijo...

Había escuchado este cuento en más de una ocasión y siempre me gustó.

Es cierto que a veces van de la mano el amor y la locura. Pues hay cosas que nos parecen una locura y que sin amor no seríamos capeces de hacerlaas.

Y también es muy cierto que el amor en ocasiones es ciego.

Hace tiempo leí..."El amor es una locura maravillosa" y viva este tipo de locuras si somos capaces de amar y ser amados, libremente y sin condiciones.

Un beso guapa

Marmopi dijo...

Hola, Uxue. Yo conocía el de los sentimientos en la isla, que es una maravilla de Bucay. Este lo desconocía, pero lo cierto es que también me ha hecho tilín :-)
Un besote y gracias por venir!

Carmen dijo...

Ya conocía el cuento y como todos los de Bucay te hacen reflexionar. A mi también me gusta.

Un abrazo.

Trix dijo...

Es verdad que la locura y el amor siempre van juntos... Y eso de que el amor es ciego... cuánta razón!! (Ya podría haberse escondido en otra parte!! :P)
Me ha encantado esta entrada de San Valentín!
Un beso!

Marmopi dijo...

Gloria, yo imaginaba que era también de Bucay por la similitud. Lo cierto es que se aprende de una forma tan sutil y tan diferente...
Gracias por pasar por mi casa bloguera ;-)

Trix, van unidos el uno con la otra. Y no nos damos cuenta de repente, sino después por lo general. Y lo de la ceguera... y tanto, jajaja.
Besos, guapa. Espero que andes mejor!!!! ;-)

Marmopi dijo...

Dejo un comentario de un buen amigo que no consigue hacerse con ésto. Es Esra y escribió lo siguiente:

"amor y locura no tienen porque ir necesariamente cogidos de la mano, como tampoco van cogidos de la mano necesariamente el amor y ceguera.
El amor o amar no se escriben con mayúsculas, es el día a día, es el currarselo, es compartir, es vivir con la pareja".

besos de esra

minino dijo...

hermoso... y acertado... sin locura, el amor no sería nada... cordiales maullidos desde Madrid...

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