Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

viernes, 4 de febrero de 2011

La luz de las estrellas

Asomando a la noche, en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo,
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.
Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.
De cristal tembloroso parecía
y era de pronto
como si llevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.


La guardé temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz atravesó
primero la lana del colchón,
luego las tejas,
el techo de mi casa.
Incómodos se hicieron
para mí los más privados menesteres.

Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche,
yo no podía preocuparme de todos
mis deberes y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.

Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban transeúntes,
mundanos vendedores
atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.

Entonces recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado la envolví en mi pañuelo
y enmascarado entre la muchedumbre
pude pasar sin ser reconocido.

Me dirigí al oeste, al río Verde,
que allí bajo los sauces es sereno.
Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente la eché sobre las aguas.
Y no me sorprendió que se alejara
como un pez insoluble moviendo
en la noche del río su cuerpo de diamante.

Oda a  una estrella
Pablo Neruda

A las estrellas que iluminan mi vida día a día...

2 comentarios:

Carmen dijo...

Maravilloso poema, no lo conocía. Y la canción también me ha gustado mucho.

¡Feliz fin de semana, preciosa, que recargues las pilas!

Marmopi dijo...

Gloria, lo mismo te digo: disfruta del finde, que además va a hacer un tiempo muy bueno. Aprovéchalo para pasear o para hacer lo que el frío nos impide :-)

Un fuerte abrazo, guapa!

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