Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

viernes, 14 de enero de 2011

Una presencia del más allá

Hay algo en mi habitación que lleva molestándome meses. A ver… no es una molestia demasiado “molestosa”, pero es una presencia que no me entusiasma. Y es del más allá porque antes no estaba. Os preguntaréis de qué narices estoy hablando. Sí, tuve un suelo que parecía que por efecto de poltergeist se levantaba, pero no me refiero a eso. Ya os hablé de él por aquí en su momento. Mi marido es a veces un poco fantasma también, pero no, tampoco es él el que me molesta. Los gatos hay veces que me dan ganas de matarlos, pero no, a ellos no me refiero. La cama tampoco tiene la culpa, ni siquiera el armario o las mesillas o el mueble de cajones de idea odioso.

No os hagáis líos ni penséis que yo estoy como un cencerro, porque probablemente tendríais razón, jajaja. Os cuento la historieta y ya si eso sacáis vuestras conclusiones. Seguro que vosotros también tenéis en casa algo que os disgusta mucho, sobre lo que hacéis la vista gorda y que convive con vosotros pacíficamente por mucho que lo odiéis.

Hace ya alrededor de medio añito (¡más, qué leches!) decidimos que no vendría mal cambiar la puerta del aseo por una corredera y utilizar la que había como cierre en la escalera de la 1ª planta y así, cuando hubiera guerra de gatos, nos vendría hasta bien, pues uno quedaría en la parte de arriba y el otro en la de abajo. No os quiero decir nada del tiempo que estuvimos contemplando la opción, hasta que ya un día me puse pelín seca (o más que pelín, ciertamente) y mi contrario y yo nos liamos a hacer el cambio después de comprar yo no sé cuándo la corredera.

Y sí, la cambiamos, pero después de hacer el cambio de puerta al aseo, viendo opciones y forma en que nos quedaría una puerta en la zona de arriba, vimos que más bien quedaría penosamente a la par que nos complicaría, pues había que andar metiendo pladur para la parte de encima, pintarlo y todas esas historietas que hay que hacer cuando te lías a apañar algo sin ser un manitas. Así que, la puerta que sobraba la dejamos en mi habitación, muy bien apoyadita a una ventana, con el fin de subirla o de bajarla o de tirarla o de lo que fuera. Y ahí nos hemos quedado. Y la puerta, pesada como ella sola, que no hay dios que la mueva salvo que lo hagan dos o tres dioses a la vez, sigue ahí puestita, toda mona y bien jodona, pues ni podemos barrer bien, ni podemos abrir esa ventana, ni puede una cotillear bien al vecino :-)

O sea, que se ha quedado a vivir en mi cuarto. Y su presencia empieza a cansarme. Y más la dejadez de aquí el marío, que parece que es que le da alergia sólo escuchar la palabra PUERTA. Como me dé a mí por tener alergia a otras cosas o me empiece a doler la cabeza a diario ya no os digo la que se lía.

4 comentarios:

MariClick dijo...

¿Pa que están los novios de las niñas? Pa bajar la puerta al garajeeeeeeeeeee

Marmopi dijo...

Toy de puerta hasta los mismiticos chirimbolos, nena! La voy a abrir y así casi ni cabemos. Hala!

Eduardo dijo...

Entonces lo que tienes es una presencia puertageist, vete llamando a Friker jiménez pero ya...

Marmopi dijo...

Ayer invoqué a los cuñaos y la puerta ha desaparecido :-)

Ahora ya, en lugar de puerta, puedo abrir ventanas

¡Besarracos, Edu!

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