Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

viernes, 13 de agosto de 2010

Recuerdos de una vida

En el blog de una amiga se hace mención a los baúles en los que se siguen albergando recuerdos, trocitos nuestros que quisimos conservar para revolcarnos en lo que nos resultó reconfortante o para regocijarnos en aquello que nos hizo daño pero no queremos desechar porque nos marcó para siempre.

Los baúles son eso, recipientes repletos de vidas, anónimas o propias, que a veces terminamos por abrir para ponerlas al fresco, para que no se nos oxiden y queden ahí, solas, sin nadie que las recuerde.

Pero hay ocasiones en que podemos llevarnos la sorpresa de que al abrirlos, encontremos ahí un fantasma del pasado, algo que no recordábamos tener dentro de la caja castigado y bien guardado, que aprovecha la apertura del baúl para ir saliendo de él despacito y volver a presentársenos de nuevo con el fin de reabrir ampollas que teníamos ya curadas. Y es capaz de volverlas a abrir y de hacernos sufrir otra vez. El problema de esto es que no es fácil tener el sitio suficiente para ubicar el baúl de los fantasmas debajo de la escalera o bien guardado en un cuarto donde apenas entremos y que tengamos cerradito con una llave que ni queremos recordar dónde pusimos la última vez que aquellos fantasmas surgieron del pasado y otro baúl con los recuerdos buenos, con los que nos reconfortan y nos hacen sonreír, cuya llave tenemos a buen recaudo.

Igual sería más fácil coger el baúl fantasmal, taponar muy bien la cerradura y lanzarlo lejos, donde esos fantasmas terribles se sientan abandonados o no sepan regresar. Dudo que eso sea fácil de conseguir si no somos los actores de una película. Pero quizás si ellos lo consiguen en el cine… por qué nosotros no?

;-D

5 comentarios:

MariClick dijo...

Una trituradora de documentos hizo justicia a mi baúl de recuerdos gratos y non gratos.

Y ni fu ni fa... lo mismo me dio que me dio lo mismo. Son solamente recuerdos que, algunos, hacen daño.

Así que triturados están... y yo tan pichi.

Besos, candelaria.

Marmopi dijo...

Si lo malo es que una trituradora es algo que tritura y destroza documentos y papeles varios. Pero los recuerdos no se pierden por mucho que uno rompa lo que le sobra. Para eso sólo están las malas cabezas como la mía, solo que la muy jodía se lleva de excursión lo bueno. Con lo malo casi siempre se queda y me lo guarda en el disco duro. Un formateo igual no estaría mal...
;-P

Mª Carmen Callado. dijo...

Fijaros que yo no creo que desempolvar recuerdos, ni aún los malos, sea negativo. Eso significa que aún conservamos ese maravilloso don que es la memoria, en unos tiempos que tan desmemoriados están, pese al royo ese de la memoria histórica, (aquí ponerle risa) por fa. Pero esa terrible enfermedad de Alzhéimer se los lleva irremediablemente.
Destrozar los recuerdos en papel es fácil, pero los que ha guardado la vida en la memoria, sólo nosotros podemos darles ya el afán que se merezcan...Y, esperar que nunca se borren del todo, porque eso significará que hemos dejado de ser quienes éramos antes de olvidar.

Ea, así me ha surgido en la mente y así os lo he contado.

Besos marmopita.

Deadwords dijo...

Pues como bien dices marmopi, nosotros no podemos.
Feliz sería yo de tener una trituradora mental y borrar muchas cosas.
Incluso me conformaría con un botón de reset como los pc y reiniciarme.
Pero no va a poder ser, tendré que esperar al alzehimer o la senilitud, si es que llego a viejo, para olvidar. :(

Marmopi dijo...

Lara, gracias por dejar ese comentario tuyo tan bonito. Ójala mantengamos nuestra memoria, aunque la mía cada vez esté más jorobailla. Un beso grande.

Dead, yo también quisiera poder hacer como con los ordenatas: botón, reseteo y vuelta a empezar, siempre y cuando haya un disco duro de buena capacidad para guardar lo que es salvable, que seguro son muchísimas cosas :-D. Un abrazote!

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