Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

lunes, 26 de octubre de 2015

Levántate

Sí, sí. Muy valiente te creías, pensabas que lo tenías todo más que controlado. Pues mira tú por dónde, guapa, que va a ser que no, que vuelves a caer, que no eres especial ni tienes el don de superar lo malo antes que nadie. Eres tan humana como el resto. Y las cosas llevan su tiempo y las heridas cierran cuando tienen que cerrar. Así que, o te haces a la idea y eres consciente de que tienes que sufrir el duelo o caes más abajo. Mucho has aguantado sin angustiarte; eso que te has llevado. Pero ten claro, a partir de ahora, que la situación anímica es la normal, la que todos pasan en el momento en que se sufre una pérdida importante, cuando miras atrás y recuerdas tanto, prácticamente toda una vida junto a esa persona a la que tanto has querido, cuando sabes que todo ha dado un giro absoluto y tienes que tirar con todo cuando antes tirabais entre dos y era mucho más llevadero, o eso crees ahora que te ves sola.

¿Y tus hijas? Deberían ser lo más importante para ti, necesitan verte bien, necesitan que cuentes con ellas cuando te vienes abajo porque saben que no te será fácil si quieres hacerlo sola, si piensas que eres auto-suficiente. Pero no, te has puesto una venda en la que enjuagas esas lágrimas que te caen sin ton ni son cada vez que tu cabeza quiere.

Todo esto me repito una vez y otra, pero mi cabeza va por libre. Sería mucho más fácil si pudiéramos controlar nuestros pensamientos, pero son tercos como ellos solos y nos machacan. Pero, por muchos obstáculos que encuentres en el camino, tienes que aprender a sortearlos, no a la primera caída, ni a la segunda seguro que tampoco; probablemente ni a la tercera, pero SIGUE Y LEVÁNTATE. De ti depende seguir cayendo o no. Pueden ayudarte, pero en el fondo eres tú la que tiene que esforzarse por levantar.


jueves, 1 de octubre de 2015

Montaña rusa

No me preocupa  excesivamente estar arriba y un día después  abajo. Sé  perfectamente que ahora es lo que toca  (yo que nunca he sido de verbenas o atracciones). Me sentiría mal si una u otra de las dos opciones  durara más de la cuenta, sobre todo la de estar abajo, pero como  de momento no es el caso,  yo tranquila. Cuando  la vida pega un giro tremendo andamos desubicados, lo que nos pasa no lo sentimos muy nuestro, es eso de que las desgracias sólo  le pasan a otro. Mira que somos ciegos!

Ahora estoy en el ejercicio de no regocijarme en la pena e intentar ver las cosas por el lado que menos duelen. Y yo creo que le voy cogiendo el tranquillo, que no es tan difícil y que, como los niños de colegio, progreso adecuadamente.

Quisiera agradecer a todas esas amigas que están  detrás  de mí, su interés y su cariño. Tener compañía y sentirse querido es lo más  importante. Y saber que cuanto más grande es la sensación de caída o de fracaso , allí  aparecen unas  manos que tirarán  de una para que no caiga. Como una de ellas me dice: siempre p' arriba. Y en esas me encuentro, en no permitirme caer. Y si caigo, me levanto, vaya si me levanto!!




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