Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

viernes, 26 de octubre de 2012

El profesor de Derecho



Una mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:

- ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Juan, señor.

¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable profesor. Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase. Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.

Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?... Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta: "Para que haya un orden en nuestra sociedad" "¡No!" contestaba el profesor "Para cumplirlas" "¡No!" "Para que la gente mala pague por sus actos" "¡¡No!! ¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!"... "Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica. "¡Por fin! Eso es... para que haya justicia. Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"

Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo: "Para salvaguardar los derechos humanos" "Bien, ¿qué más?", decía el profesor. "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"... Seguir... "Para premiar a quien hace el bien."

Ok, no está mal pero... respondan a esta pregunta ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?.... Todos nos quedamos callados, nadie respondía. - Quiero una respuesta decidida y unánime.

¡¡No!!- dijimos todos a la vez.
¿Podría decirse que cometí una injusticia?
¡Sí!

¿Por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica? Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más! Vete a buscar a Juan- dijo mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.


Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad y la dignidad no se negocia.


8 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Un magnífico profesor, seguro que esa entrada no se te olvidará nunca.

Un abrazo.

Marmopi dijo...

Lo deberíamos tener todos presente. Jamás renunciar a nuestra dignidad y hacer valer los derechos que tenemos.
Saludos

manulondra dijo...

Creo que hemos llegado a un término en que las injusticias son tantas que cualquiera de ellas nos toca a casi todos, o nos puede tocar de forma inminente. Aún así, no solemos reaccionar mientras a nosotros no nos afecte, con el temor de quedar todavía peor que antes.

Muy instructivo, un saludo

Marmopi dijo...

Cierto lo que dices, Manu. Por lo general solemos mirar hacia otro lado si la cosa no nos atañe directamente, aunque de un tiempo a esta parte, o miramos bien y de frente o terminamos mal parados; más si cabe para desgracia de todos.
Un besote y mil gracias por pasar

Eduardo dijo...

TE juro que este año hemos tenido algo parecido en una clase. Joder estoy por copiarlo y llevarlo a que lo vean.

Besos, abrazos y pellizcos varios.
Eduardo.

Mª Carmen Callado. dijo...

Ojalá pudiéramos implicarnos más en las injusticias. Las leyes no siempre protejen y el miedo campa cada vez más sin poder evitarlo.

Qué injusto todo...

Un beso guapa.

Marmopi dijo...

La verdad es que sirve muy bien esta lección para aprender. Llévatelo a dónde quieras y utilízalo a tu gusto.
Un gustazo verte por aquí, rey del mambo ;-D

Marmopi dijo...

Hola también a tí, Carmen. Es todo un desastre, pero que al menos esto nos sirva de algo.
Besos, chiqui

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