Hoy recordé, a pesar de no saber de dónde me llegan esos
recuerdos, algo que leí sobre los espacios de nuestros corazones. Y escribiendo
en un foro, la idea aquella, ese pequeño recuerdo inesperado, empezó a cobrar
importancia y pensé que debía escribirlo en mi blog. Aquí lo traigo, en esta
cabeza que cada vez da menos de sí y más de no:
Aunque lo desconozcamos, todos, todos nosotros, tenemos el
corazón lleno de espacios libres, espacios que distintas personas en el
transcurso de nuestras vidas, van ocupando, lo mismo que pasa en los vagones de
metro o en los asientos de autobús. Los espacios se nos van llenando o vaciando
según las personas que los hayan ido ocupando. Estos pequeños sitios, supongo
que todos, tienen algo así como un cinturón de seguridad, para que los ocupantes
estén bien sujetos durante el tiempo que pasan en el corazón de cada uno de
nosotros, para que se sientan cómodos y sepan que los cuidamos.
No todos permanecen el viaje completo con nosotros: algunos
sí, ahí los llevamos desde que los conocimos y su espacio seguirá ocupado por
siempre; otros, sin embargo, se subieron a nuestro corazón e hicieron un viaje
corto; los hay que ni siquiera se pusieron el cinturón de seguridad y su
trayecto duró un suspiro. Y luego también están los viajeros del corazón que no
esperábamos que subieran y se empeñaron en hacerlo, pagaron su billete con
creces, se abrocharon el cinturón muy bien y no quieren bajar ni nosotros
queremos que lo hagan.
De la misma forma, sé que yo ocupo más de un lugar en los
corazones de otras personas. Me refiero a un lugar en cada corazón, ya que no
puedo ocupar varios espacios en uno solo porque no tengo el don de la
ubicuidad, aunque a veces me encantaría. No sé si en todos ellos me coloqué el
cinturón de seguridad. Espero que sí,
que lo hiciera bien. Y espero que los huecos de mi corazón no se queden vacíos,
que un corazón parecido a un queso gruyere no quisiera yo tener nunca.
12 comentarios:
Si, todo eso está muy bien, pero también nos encontramos con personas con corazones totalmente huecos y vacíos, nunca han hecho nada por llenarlos, cuando sus vidas concluyen, siguen estando vacíos.
Un abrazo.
Tendrán una vida anodina, estarán solos del todo y no sabrán lo que es el cariño. Peor para ellos. A mí ese tipo de personas no suele darme pena; más bien todo lo contrario.
Saludos, Emilio
Hola hermosa, comparto lo que dice el texto en su totalidad, muy acertado todo.
Mi corazón está bien…tiene sus huecos como es obvio, pero se llenaran pronto, tengo la capacidad para hacer que eso suceda.
Lo que si siento es que mi corazón tiene cicatrices, no muchas, pero si las necesarias como para tener en cuenta que debo ser más cauto. Las cicatrices están ahí, las percibo, las siento dentro de mí y me dan fuerzas para seguir mi camino sin mirar para atrás.
Te dejo un fuerte y cálido abrazo terremoto…chau
Las cicatrices también las llevamos todos, Carlos, pero son, junto con nuestros huequitos, las que nos ayudan a lo que dices bien, a ser más cautos e ir con más cuidadito. Sanarán, supongo que terminarán por sanar y terminaremos por no sentirlas apenas porque los huecos tienen mucha más importancia.
Un beso, niño. Y un fuerte abrazo
Comparto lo que has escrito y me gusta mucho.
También en este corazón hay lugares reservados para nuestros seres más queridos, hijos, padres,...aquellos que han dejado huella en nosotros y han hecho que este corazón se sienta querido de una manera espcecial y permanente.
Los otros espacios es como escribes, los que se van rellenando o vaciando en función de la importancia que hayan tenido quienes lo han ocupado.
Un beso grandote guapa
¿Qué haríamos sin huecos, Uxue? ¿Si nuestro corazón fuera como los que describe Emilio? Sería una lástima muy grande y tendríamos un vacío considerable.
Un abrazo grandote para tí, niña
Dentro de mi vacío quizá tenga yo un corazón; será mejor creer que está de todas formas, y lleno de la bondad de las personas que me hicieron bien. Pero seguro que queda un hueco para mí mismo, para cuando yo sea bueno conmigo, espante el vacío y salga a flote.
Ya estás saliendo, Manu, o te meto. Con lo rebueno que tú eres tienes espacios para mucha gente y tú ocupas en otros corazones, seguro.
Venga, un beso fuerte y un poquito más de espacio en mi corazón para que quepas bien en él.
Qué bonito lo que has escrito, niña. Yo para estas cosas soy muy idealista. Cuando alguien entra en mi corazón, siempre espero que sea para toda la vida, por eso reviso minuciosamente los cinturones de seguridad. No quiero perder a nadie durante el trayecto.
... Y si por desgracia esto llega a ocurrir, siempre atesoro los buenos momentos que tuve con esa persona.
Un abrazo, guapa, espero que tengas puesto mi cinturón de seguridad.
Mariii, yo entré en tu corazón de "polizona"...,y me he quedao de okupa, con cinturón de seguridad,eso sí. Espero que te guste (que creo que te gusta), porque estoy tan a gustito y pa rato... Y si te quedas sin sitios vacios,empujaremos,como en el metro de Tokio,jajaja.
Besazos.
Puesto está. Y bien amarrado, Gloria. Gracias por el halago y gracias por estar aquí siempre!
Un beso grande
Hola también a tí, Lola. De ocupa no tengo a nadie aquí dentro, nena. Los que estáis es porque os lo habéis ido ganando. Espero que en mi caso sea igual, jejeje.
Vamos a arrechucharnos, que a mí me quedan espacios p´aburrir, aunque tengamos que ir como sardinillas en lata.
Un besote, nena!!!
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