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lunes, 7 de mayo de 2012

El florero de porcelana





El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

- Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

- Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.

Los discípulos contemplaron perplejos el «problema», por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello?, ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?

Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el «problema», hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

- Al fin alguien que lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro- Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años !!, Usted es el nuevo guardián.

Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:

- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un «problema». No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.

Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort...

«Sólo existe una manera de lidiar con un problema»: atacándolo de frente. En esas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.

Recuerda que un problema, es un problema. No tiene caso tratar de «acomodarlo» y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que «UN PROBLEMA».

Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso y lo que vale la pena en la vida. No huyas de él... acaba con él.
 
EL ALQUIMISTA (PAULO COELHO)

8 comentarios:

manulondra dijo...

Muy interesante, Marisa, un buen ejemplo para solucionar problemas. Justo en política deberíamos hacer lo mismo, cuando un gobierno representa un problema, lo mejor es destruirlo de una vez, jaja.

Marmopi dijo...

Hola, Manuel. Podía ser así de fácil el símil con los que gobiernan, sí, patada en el culo y problema arreglado. Pero es bastante más difícil.

Un abrazote, mi niño

Emilio Manuel dijo...

Lo siento Marmopi, pero el tal Coelho, me provoca acidez de estomago.

Un abrazo.

Marmopi dijo...

No todos tenemos los mismos gustos, Emilio, ya ves qué problema...

Un besote

uxue dijo...

Muchas veces los problemas dependen de la importancia que les demos.
O se resuelve o se elimina para que deje de molestar y hacer daño.
Muy buena historia marmopi.
Un beso

Marmopi dijo...

Salvo que sean problemas graves, sólo dependen de lo que dices, de la importancia que queramos darles. Lo malo es que problemas no suelen faltarnos, pero cuanto más les plantemos cara, antes se irán.
Un beso, guapetona

Carmen dijo...

Me encanta este cuento de Coelho, porque como siempre acierta de lleno. Los problemas están para resolverlos cuanto antes.

Un abrazo, amiga.

Marmopi dijo...

Cuanto antes pongamos remedio a lo que nos aturde, mejor que mejor, sí, Gloria. No debemos dejar que puedan los problema con nosotros.

Abrazotes madrileños para tí

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