Rrrrr, Rrrrrr, Rrrrrrr

sábado, 7 de enero de 2012

Los obstáculos. Jorge Bucay

Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven.

Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.

Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad.Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.

Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo.

Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.

Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino.Me detengo. Imposible saltarlo



Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.

Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...

Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.

Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera.

Me sonríe con complicidad. Me recuerda a mí mismo... cuando era niño. Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?

El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?


Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.

6 comentarios:

Gloriana dijo...

Pienso que cada persona al emprender algo, encuentra sus propios obtáculos, según su manera de ser, ya que lo que es un problema para un@, puede no serlo para otr@. Lo importante es saber superarlos.
Abrazotes Marisa!!

Marmopi dijo...

Pues eso es, Gloriana. Cada uno nos iniciamos en algo y seguro que le encontramos alguna traba que hace que no estemos convencidos del todo de eso que queremos iniciar. No ya tanto del fin mismo, sino de las capacidades propias.
Y perdón por el color que le puse a las letras. No me di cuenta de que se leía fatal. En blanquito se lee de maravilla.
Un abrazote, Gloriana

manulondra dijo...

La sociedad ha establecido que tenemos que ponernos metas y abrigar deseos permanentemente, lo que nos lleva toda la vida a luchar para superar los infinitos obstáculos que se nos presentarán. La enseñanza que yo saco de este cuento es una vez más que sólo importa vivir el presente, o descubrimos que somos felices ahora y que lo tenemos todo para serlo o seremos infelices porque siempre ansiaremos lo que no tenemos, nunca estaremos satisfechos y cada vez el obstáculo será mayor.

Saludos Marisa, !que tengas un año sin obstáculo ninguno! jaj

Marmopi dijo...

Uys, seguro que no me será tan fácil... pero yo haré lo posible, Manulondra, jejeje. Ganas no me faltarán.
Que tu año también sea llevadero y a poder ser hasta bueno

uxue dijo...

Hola marmopi
Cuántas veces habré leído y escuchado este escrito de Bucay y nunca me canso de hacerlo, es uno de mis favoritos.
Nosotros somos, en la mayoría de las ocasiones, quienes ponemos las piedras, los obstáculos que nos impiden avanzar y ser felices. Pensamos demasiado, complicamos tanto todo que no nos damos cuenta que si quitáramos esa piedras que ponemos, la vida sería más sencilla y agradable.
Gracias por recordarme de nuevo el escrito, que no será la última vez que lo lea y lo disfrute.
Besosss!!!

Marmopi dijo...

¿Verdad que sí, Uxue? Nos gusta complicarnos la vida cuando a veces la solución la tenemos a un palmo de nuestras narices.
Besotes, guapetona

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails