El despiste de los huevos

Y conste que no es que quiera ir de graciosita con el título, que es que ha sido verídico y de ahí también la etiqueta. Lo malo es que es la segunda vez que me pasa. Una va y pone huevos a cocer y se le va el santo al cielo toqueteando el blog y trasteando por la red para poner canciones maquis, escucha una, luego otra, decide cuál cuelga en el blog y claro está, que cuando pasa alrededor de vete tú a saber si una hora u más, empieza a escuchar allende la cocina unos ruiditos extraños y piensa... será algún vecino porque yo en el horno no tengo nada y guisando tampoco. Y entonces cae en la cuenta de que sí, de que había dos pobreticos huevos en agua esperando a hervir. Y entonces pega un salto que te cagas del sofá dejando el portátil de aquella manera, se apresura a la cocina, huele a tostadito y sigue oyendo algo así como un ptrr, croooofff, jjrrrjj, lo retira de la vitro y piensa... menos mal que esta vez, aunque mal, no pasó lo que la otra, que los huevos saltaron como locos al techo la cocina y se estampanaron en él.

Por desgracia no salieron pollos con el calorcito. Eso sí, un tufo que pa qué a achicharrao y el cazo que salvo que le haga un boca a boca, lo mismo pasa a mejor vida