Nuevamente mi hija pequeña (22 años) ha decidido jugar al fútbol sala. Y se estrenaba el domingo pasado; en principio iba a ir de jugadora, pero finalmente, como la portera andaba medio lesionada y ella, cuando era más chica, era muy buena portera, y no es amor de madre, sino la pura realidad, se ofreció para ponerse en la portería. En principio el entrenador le dijo que no, que la quería jugando, pero como no encontraron portera que echarse a la boca, allá que se colocó mi rubia bajo los palos.
Y como no podía ser de otra manera teníamos que ir el resto de la familia a su primer partido como senior, a animar, a aplaudir y a jalear a ese equipo federado en el que mi hija se estrenaba. Pues que me gustó especialmente volver al mundillo y me sentí orgullosa de ella. No le colaron ni un gol y mi chica y su equipo quedaron imbatidas y ganaron por 8-0. Así que ya me veo yendo a verlas siempre que sea posible, como antaño, porque la cosa me gusta. De momento la siguen dejando de portera pues lo hizo bien y mientras no encuentren a otra chica que se ponga en la portería, allí estará ella defendiendo los palos.
Siempre he pensado que no debió haberlo dejado, pues estoy segura de que habría tenido futuro como portera. Ya sé que el fútbol sala está menos reconocido que su hermano mayor; y si hablamos de este deporte jugado por el sexo femenino, mucho peor. Pero se la ve con ganas. Veremos hasta dónde es capaz de llegar.
Un pañuelito, por favor, que se me cae la baba.
6 comentarios:
Bueno, es que hay que cambiar eso de que solo vale competir en la élite de los divos del deporte. Deporte y salud para todos, no para ser el mejor, ganar y ganar y ser famoso, sino disfrutar de ello, sin más.
Saludos
Disfrutando estamos, Manu. Y con mucho afán, jejeje.
Un beso
Llevo un año viendo a mi nieto de 7 años jugar al fútbol sala, allí todos juegan de todo, pero como mejor lo hace es de portero, lo ha demostrado de tal manera que todos los críos del equipo quieren que el sea su portero.
Su abuelo, que soy yo, suelo verlo todos los domingos, y me pongo de los nervios, lo que si noto en otros chavales, especialmente en los padres, es que se creen que sus hijos pueden llegar a ser Mesis o Ronaldos por los chillidos y vocinazos que les pegan a sus hijos, una vergüenza.
Saludos
Pues no es solo amor de madre, sino hacer justicia a una realidad. Si tu hija es buena, es buena. Y ahora vuelve a tener la oportunidad de dejar claro qué ser mujer es ser sinónimo de fuerza, capacidad..., y que los triunfos no son flor de un día ni del mal llamado (aún) sexo débil... A jugarrr¡¡¡ y a visitar las canchas. Que es un honor que se te caiga la baba por todo lo que dices...
Besos guapa.
Hola, reguapa!!!
¿A que sí? Hay que disfrutar esos momentos, esos y todos los buenos que se nos planteen.
Besitos, corazón!!!
Disculpa, Emilio, que tu comentario se coló antes sin verlo.
Lo que decía en mi entrada; sólo verla jugar y saber que se siente agusto y nosotros lo notamos, ya es más que suficiente. Y si encima disfrutamos nosotros, mejor que mejor.
Ánimo para tu nieto también con este deporte!!!
Un saludo
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