Pues sí. En Madrid tiene toda la pinta de que el verano ha tocado a su fin. Ahora mismito en casa, con chanclas, se me están quedando los pies como chupitos de hielo.
Se terminan, por mucho que no queramos desprendernos de ellas, las camisetitas de tirantes que tan remonas nos hacen, los vestidines frescos, los pantalones piratas y las sandalias.
Vuelven las cazadoras, los pantalones largos y las camisetas de manga larga. Y no son tendencias de la moda, no. Son exigencias del guión, porque o nos abrigamos o nos pasmamos. Y lo malo en esta ciudad es que de un día para otro, amén de tener que ir abriendo ya paraguas, te puedes olvidar de lo que te pusiste anteayer porque hoy ya lo estás guardando.
Fin de semana de traslado de ropa y renovación del fondo de armario. Malo, porque en verano nos caben en ellos ni se sabe cuántas prendas. En invierno, una percha pedirá permiso a la otra y habrá tortas entre ellas o yo, directamente, me meteré en la parte del contrario y me haré la loca. Uy, perdona, no me había dado cuenta de que estaba invadiendo tu espacio armaril. Eso si se cosca, claro está! Mientras si no... ancha es Castilla!
2 comentarios:
Pues nada, aquí andamos parecido. Pero claro, como somos cabezones, no cambiamos el fondo de armarío hasta que el señor del tiempo del telediario diga que es otoño. Que coño es eso de abrigarse en verano leñe. Hay que guardar unas normas por favor.
Ah, y gracías por explicarme el truco de la invasión armaril. A mi por aquí me decían que en invierno, con el frio, la madera se dilata, con lo cual el armario se hace mas pequeño. Ya me parecía a mi rara esa teoría oyes.
Te olvidas de las bragas de lana, jamía. Que nos sirven para que no se nos enfríe la desgana :DD
Yo no comparto armario con nadie. Loado sea el santísimo... que me dure muchos años el armario.
Saca las katiuskas... que con la que está cayendoooooooooooooo
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