Ayer recibí una tontá en el móvil que me resultó graciosa a la par que verídica:
Aviso a toda la población: el simulacro de Paz y Amor ha finalizado. Guarden los langostinos, insulten a sus cuñados y disuélvanse
Y bueno, salvo lo de insultar a los cuñados (en nuestro caso no nos pega por ahí) el resto me parece apropiado. Los langostinos ya no están hace una semana, pero la Paz y Amor también brillan por su ausencia salvo en estas fechas recientemente pasadas (por fortuna)y lo de la disolución es lo mejor que hemos podido hacer ya. Hemos estado secuestrados, como siempre en navidad, por esos días de concordia, de amor y de pringue cariñoso hasta las cejas, a pesar de que nos hayamos estado dando puñaladas traperas el resto del año.
Yo ya tenía ganas de volver a lo de siempre, de comer normal, de no tener que reír las gracias menos graciosas y de recuperar la rutina, porque sí, debo decir que he terminado de fiestas hasta el mismitico gorro que no llevo porque odio los gorros. Y lo malo es que en un año que se nos habrá pasado antes de decir "amén" (tal palabra no saldrá de mi boca) volveremos a estar a partir un piñón con los que quizás poco antes nos hayamos partido la cara.
Os deseo lo que a todos, que las cosas pinten bien y que nos sea un poco más leve que el 2013.
Saluditos para todos y todas
2 comentarios:
Como tu, ya tenia ganas de comerme un puchero, ya estaba "jarto" de chorradicas.
Un abrazo
Bendita rutina por mucho que a veces nos quejemos de ella.
Un saludo, Emilio.
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